Tulúm

viernes, 28 de agosto de 2015


EL LUGAR QUE TODOS DEBEN CONOCER






No importa que tipo de aventura o viaje te guste, Tulum es el destino ideal. Luego de 2 hrs. de viaje desde Cancún llegas a una ciudad austera, sencilla pero abarrotada de negocios y restaurantes, todos parecen conocer a todos y el calor húmedo de la región te derrite hasta los huesos. Le pregunté al chavo de la recepción del hostel si el parque nacional de Tulum estaba lejos a lo que respondió "está bien cerca, llegue al final del pueblo por la carretera, siga el camino hasta la zona arqueológica, caminando se ha de hacer como 15 minutos". Así que yo muy chingón decidí irme caminando y después de media hora ya me sentía como chocolate guardado en auto y nomas no llegaba.



La zona arqueológica es muy impresionante, jamás había visto una llena de palmeras y junto a la playa, debo confesar que es una combinación extraña pero muy vistosa. Los paisajes son únicos, el clima ayudó mucho ese día, la fauna más recurrente para el turista son iguanas, algunas enormes podría calcularles fácilmente un metro de largo, también me topé con algunas serpientes de buen tamaño y de haber ido en otra época del año podría incluso haber visto el pesado andar de las tortugas recién nacidas atravesando las playas de la zona arqueológica para llegar al mar. 



El castillo es la edificación más impresionante de todas, se localiza en la parte más elevaba de la playa, una escalinata te lleva a una de las diferentes playas de Tulum, en la antigüedad el Castillo hacía las veces de faro para que los navíos no chocaran con el arrecife coralino que se extiende por la costa. ¿Cuanto se pierde de la historia con el paso del tiempo? Este lugar es hermoso después de cientos de años, ¡imagina cuando la cultura maya construyó esta maravilla! 


 Esta ciudad se llamaba originalmente Zamá, "amanecer" en lengua maya, era una ciudad amurallada que se dedicaba al comercio. Es la viva representación del corredor turístico de la Riviera Maya, luego de las ruinas arqueológicas puedes dedicar el resto del día a asolearte y tomar un par de chelas, rentar un bote que te lleve al arrecife y admirarlo con tan solo un snorkel y un visor.



Mientras recorrí las playas Quintana Roo la vida de viajero pareció cobrar más sentido, nada importaba a excepción de divertirte, conocer y maravillarte cada día. La noción del tiempo se distorsiona, no sabía cuando era lunes o jueves o sábado, porque para efectos prácticos no importaba. Los viajes agotan el cuerpo pero no así el alma. Después de más de un mes de viajar me sentía agotado pero muy animado, nada, absolutamente nada, me daría más gusto que regresar a esas costas para volver a perderme en medio de la nada y encontrarme conmigo mismo. 



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